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Sista se llena de vida con sus recuerdos en Utuado

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Leyenda de Utuado, conocida en los 24 barrios.
(Utuado, Puerto Rico) Llegar a 100 años puede ser un sueño difícil de alcanzar para la generación que vive en estos tiempos. Pero, para doña Sista de Utuado, alcanzarlo ha sido algo que no le dio tiempo a pensarlo. Según relata, era lo esperado para tantos años de trabajo y dedicación, además de comer saludable y de cuidarse la salud evitando vicios.

Aunque su familia le celebró 100 años de vida, doña Sista dice que tiene 87 años, pero confiesa: "yo no sé si me registraron muy tarde, porque yo me acuerdo cuando mis papás me llevaron a Arecibo. Yo tenía más de 5 o 6 años". Al terminar sonrió y agregó: "lo que te han contado de mí es que todavía quisiera trabajar, pero tengo los huesos rotos. Yo cogía café, sembraba y cosechaba tabaco, también recogía frutos en las fincas".

Una madre que nunca se rindió.
Doña Sista, quien actualmente vive en el barrio Salto Arriba, recordó que tuvo 12 hijos, de los cuales le quedan 9 y le han dado más de 25 nietos y 25 bisnietos. "Yo bajaba y subía con ellos al hombro la jalda. Pasaba ríos crecidos, caminaba sobre las piedras y recibía cantazos. Andaba siempre al hombro con ellos para cruzar ríos", recordó.

Para mantener el hogar, la centenaria mujer sembraba frutas y vegetales en su finca en el sector Chorrera del barrio Puente Blanco. Además procesaba tabaco, criaba animales, entre ellos vacas, a las cuales les cocinaba en tiempos de sequía. "En tiempos de seca, a las vacas yo les cocinaba yautia de Palma con sal para que les diera sed y bebieran mucha agua. Yo les subía de beber en una carretilla. Yo subía y bajaba para buscar agua para los animales y la casa".

Aunque tenía sus hijos a su cargo, Sista mencionó que alimentaba a otros niños que se enteraban que había cocinado "y subían a comer. Cuando ya terminaba, iba a la finca recogía verdura y volvía a cocinar".


Los toldos son parte del paisaje, pero regresó el verdor después de los temporales. 

María es un nombre más.
El 20 de septiembre de 2019, la utuadeña pasó el huracán María en casa de su hijo en Arecibo. Expresó haber visto el peor huracán que ha pasado por Puerto Rico. "Primera vez que veo uno así. Yo he pasado ciclones, pero este sacó hasta los ñames de tronco. El más fuerte que yo he visto. Ese fue como San Felipe (1928)".

Su hogar no recibió daños y estuvo varias semanas residiendo en Arecibo. En su barrio, el sistema eléctrico llegó cinco meses después, y hay hogares aún con toldos. Las carreteras siguen con derrumbes y muchos vecinos han dejado sus hogares.

Sobre la actualidad.

Para Sista, "la gente antes era más buenas y más sana. Ahora ¡que se yo!, lo que hay es como orgullo y mucha vanidad".

Ante la salida de los utuadeños de sus tierras, opina que a la hora de la herencia "nadie se compone en ir a sembrar ni hacer nada. Ahora salen todos peleando el trapo de finca".

Allí quedó una mujer con una mente fresca y brillante. Cuidada por sus hijos en todos los aspectos: salud, compañía y dedicación. Sista guarda lindos recuerdos y no olvida los sacrificios que con orgullo hizo para mantener a sus hijos y para aprovechar lo que esconde las montañas de Puerto Rico, y hoy se olvida y no es aprovechado: sus tierras fértiles. Sus más hermosas memorias las lleva en una lata: las fotos de su vida. 

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